domingo, 27 de febrero de 2011

Algunos buenos ejemplos de Ribeiro :

Situada en el occidente de la provincia de Orense, la Denominación de Origen Ribeiro (Denominación de Orixe O Ribeiro en gallego) datada de 1932 es la más antigua de Galicia. La zona de producción acoge 13 municipios de esta región marcada por el paso del rio Miño y de sus afluentes Avia y Arnoia. Actualmente está compuesta por cerca de 2.800 has de viñedo, donde 119 bodegas a través de aproximadamente 6000 viticultores se encargan del cultivo de las vides. El clima es de tipo atlántico donde los inviernos son suaves con frecuentes heladas durante la primavera y los veranos suelen ser cálidos, las precipitaciones son altas en torno a 900 - 1.000 mm anuales por lo que se puede decir que llueve bastante. Sus suelos graníticos son fértiles y profundos, contienen gran cantidad de materia orgánica. El viñedo se asienta en llano y en laderas siendo éstas últimas las que mejores condiciones ofrecen para el cultivo de la vid. El 90 % de las bodegas elaboran vinos blancos. La variedad reina de éstos y base principal es la Treixadura seguida de la Torrontes, el resto como la Godello, Lado, Loureira o Albariño intervienen en los diferentes coupages de manera minoritaria. El consejo regulador acoge otras variedades blancas como la Palomino (cada vez más en deshuso) Macabeo y Albilla aunque las buenas bodegas no suelen hacer uso de ellas. Para las tintas intervienen la Alicante, Mencía, Sousón, Ferrón, Caiño Tinto y Brancellao, y en menor medida se utiliza la Tempranillo, llamada Arauxa y la Garnacha Tintorera.
Los monjes cirtencienses asentados en el monasterio de San Clodio (Leiro) fueron los responsables del estudio de las variedades autóctonas de la comarca de Ribeiro.
Desde hace una década un grupo de bodegas ha retomado la actividad de situar al Ribeiro donde se merece, con tareas de recuperación de variedades autóctonas para la elaboración de sus caldos desmarcándose de esa manera del concepto de Ribeiro barato falto de personalidad que ocupaba los lineales de alimentación en los supermercados y que también se podía encontrar en restaurantes. Actualmente estas bodegas huyen de castas foráneas importadas el pasado siglo. En la comarca de Ribeiro conviven las grades cooperativas con estos productores independientes, bodegas familiares de escasa producción que utilizan las crianzas sobre lías y el uso comedido de la madera, prácticamente destinan su producción al consumo y venta local. Mi interés por los vinos de Ribeiro surgió hace 5 años cuando conocí a Pedro Villamarín, Director Comercial de Pazo Casanova, precisamente la pasada semana coincidimos y me obsequió con una muestra de la reciente añada 2010 que pronto cataré. Con él y desde la bodega para la que trabaja tuve el placer de conocer la filosofía de los nuevos vinos de Ribeiro.
Un buen ejemplo es Sameirás 1040 de la añada 2008, elaborado por la bodega del homónimo nombre ubicada en Ribadavia capital del Ribeiro donde se encuentra el Consejo Regulador, Sameirás saca al mercado 4.000 botellas de este vino, su top elaborado con Treixadura, Lado, Godello y Albariño a partes iguales, cada variedad fermenta por separado en barrica de roble francés de 525 litros durante 6 meses, terminado este proceso permanece en barricas de roble con sus lias finas entre 6 y 8 meses. El enólogo encargado es Alvaro Bueno, enólogo de moda en el Ribeiro que elabora entre otros los vinos de Eduardo Rodriguez (Eduardo Peña y Maria Andrea) o Lagar do Merens. En copa se presenta amarillo pajizo y limpio, en cuanto a la nariz, es franca y la intensidad aromática media, se pueden encontrar aromas de fruta blanca tirando a madura, leves notas ahumadas, es balsámico se denota cierta mineralidad, hay cítricos acentuados, notas de mantequilla sobre un agradable fondo de frutos secos, la madera está perfectamente integrada, en boca la acidez es buena, hay peso de fruta, el paso es amable, es graso y seco, sabroso y no excesivamente persistente, está en un buen momento aunque con un año más de botella ganaría en complejidad. Otra de las bodegas más inquietas de la D.O es Casal de Armán, bodega que cuenta con 18 has de viñedo con viñas de unos 80 años de edad, además de un esplendido Hotel – Restaurante en el pequeño pueblo de San Andrés (Ribadavia). De ella guardaba una botella de la añada 2005 de las 50.232 que salieron al mercado. En este caso en el coupage domina la Treixadura con un 80% seguida de la Torrontés con un 10%, mientras que el restante 10% es complementado con Godello, Albariño y Loureira. Una vez en copa me ofrecía las siguientes impresiones : en cuanto al color es amarillo dorado intenso con destellos brillantes, síntomas claros de evolución, la nariz es madura, notas de membrillo, compota de manzana reineta, orejones, notas acentuadas de frutos secos, graso y untuoso es corto en cuanto al paso a su vez que sabroso, conserva un ápice de acidez muy justita ya, el postgusto no es tan corto como me imaginaba, el paso del tiempo le ha tratado bien, fue una gran sorpresa. Otra gran sorpresa fue el “básico” de Coto de Gomariz, Abadia de gomariz 2006 bodega que cuenta con una trayectoria envidiable, es propietaria de 27 has, muchas de ellas situadas en zonas altas, elabora blancos de notable calidad, pero sus tintos son los de mayor personalidad de todo el Ribeiro. Los tintos en Ribeiro son minoría frente a los blancos, los más abundantes se apoyan en una uva no local, la Alicante, exportada tras la filoxera, el resto se elabora con Mencía que ofrece vinos más aromáticos y frescos. Existe otra rama de elaboradores que utilizan Brancellao, Ferrol, Souson… en este caso Abadia de Gomariz 2006 conjuga ambas variedades dejando a un lado la Alicante, su coupage Sousón 50%, Brancellao 30%, Mencía 10% y Ferrol 10%, su crianza 12 meses en barricas usadas, una vez en copa se presenta rojo cereza de buena capa y ribete granate, en primer plano sorprenden los lácteos predominando por encima del resto, al cabo de unos minutos se aprecian aromas de fruta roja y negra, especialmente fresa y mora, los lácteos siguen presentes por lo que vulgarmente hablando huele a yogurt de frutos rojos, hay cacao y especias, aromas de monte bajo, terroso, la madera está bien integrada, en boca es correcto, hay acidez, es una acidez equilibrada, de entrada es tánico, es fresco y con cierta persistencia, sabroso de cuerpo medio, en general en un tinto muy correcto.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Nos ha dejado uno de los grandes,nos ha dejado Santi Santamaria

Como figura en el titulo de este post, nos ha dejado uno de los grandes, nos ha dejado Santi Santamaria. A sus 53 años fallecía este gran cocinero amante de los productos de su entorno, en los que cita en algunos de sus libros, defensor de la cocina tradicional, defensor del jamón ibérico cortado a cuchillo además de inconformista, polémico y trasgresor, ha muerto a causa de un infarto cuando se encontraba de viaje en Singapur. A pesar de las ganas que siempre he tenido nunca he estado en ninguno de sus restaurantes por diferentes motivos, sin ir más lejos el pasado año anule una reserva en Sant Celoni (donde quería conocer el famoso jarrete de cordero) para ir a La Terraza del Casino de Paco Roncero. Tuve la oportunidad de intercambiar algunas palabras hace unos años durante mi periplo como camarero cuando fue galardonado con el "Cucharón del Buen Guiso Marinero" otorgado por "La Cofradía de la Buena Mesa" en el restaurante "Real Balneario" de Salinas donde me encontraba trabajando por el aquel entonces, como anécdota recuerdo el pedazo de habano del tamaño de una bengala que reservaba para después de la cena, me pareció un tipo curioso, con cierto escentricismo y muy cercano, es una lástima que nos haya dejado tan joven y de manera tan repentina. En su polémico libro "La Cocina al desnudo" hace un comentario muy gracioso y coherente con el que me he quedado desde entonces, y con el que me identifico en muchas ocasiones, éste dice algo así :

"el que más va a restaurantes, no es el que más sabe de gastronomía, sabe de restaurantes"

Desde mi blog y al enterarme de tan nefasta noticia he querido rendirle este pequeño homenaje.

sábado, 5 de febrero de 2011

El carácter de la Prieto Picudo a cargo de Dominio DosTares

La variedad Prieto Picudo es autóctona de Castilla y León, concretamente su área de cultivo se extiende por las provincias de León especialmente y Zamora. De brotación temprana, es muy resistente a las enfermedades, sus racimos son muy compactos de ahí que se la denomine “prieto”, y “picudo” porque termina en esa forma. Se caracteriza por contener una alta intensidad aromática. Con ella se elaboran vinos monovarietales. Siempre y cuando la madera no domine y este bien ensamblada suelen destacar sus aromas a frutos del bosque así como diferentes notas florales, especialmente las de flores azules como la lila. En boca son vinos muy persistentes, con peso de fruta y volumen además de destacar una amplitud muy acentuada debida a su alta acidez. El grado alcohólico que se obtiene también suele ser bastante alto, del orden del 13´5 - 14´5 %. Existen buenos ejemplos de elaboraciones que nacen de las apenas 1.500 ha cultivadas, alguno de ellos nacen de la bodega que nos ocupa, Dominio Dostares.
Dominio Dostares es la continuidad en tierras leonesas de la berciana Dominio De Tares, sus vinos salen al mercado con la indicación de Vino de la Tierra de Castilla y León . Sus propietarios comenzaron adquiriendo viña muy vieja de Albarín y Verdejo en el municipio de Pajares de los Oteros, con viña de unos 90 años más un porcentaje de Doña Blanca traída del Bierzo elaboran su blanco al que denominan “Brysal”. Su gama continua con “Tombú” su rosado y sus tintos “Estay”, “Leione” y “Cumal”, todos ellos monovarietales de Prieto Picudo. Me centrare en las impresiones de los dos últimos, ambos catados recientemente.
Los viñedos están localizados a 810 metros de altura, donde el clima es continental con temperaturas máximas y mínimas muy pronunciadas, los suelos de textura franco-arenosa resultan muy ácidos, proporcionan un excelente drenaje además de un buen sistema radicular, de esa manera la viña estará provista de agua en los meses más complicados. La edad del viñedo es superior a 90 años. Ambos vinos se someten a una maceración pre-fermentativa en frio durante 3 días a 12 grados, acontinuación realizan la fermentación alcohólica a temperatura controlada de unos 27 grados para Leione y 29 para Cumal. El primero hace la fermentación maloláctica en barricas de 225 de roble francés, húngaro y americano donde pasara 9 meses, en este caso la madera es nueva y de segundo año. El segundo hace la maloláctica en roble americano nuevo, acontinuacion pasa a barricas nuevas de roble francés y húngaro, el tiempo en barrica para éste es de 15 meses.

Analisis sensorial
Leione 2006: De color limpio y muy vivaz, rojo granate con ribete rubí y abundante capa, la lagrima en las paredes de la copa resulta glicérica, cerrado en nariz de entrada, comienza a abrirse a unos 18 grados pasados unos minutos, la intensidad aromatica es alta, destaca su gran concentración de fruta roja bajo un fondo leve de maderas nobles, notas de hierbas de monte, la madera está integrada, se denota algún aroma de cuero y mentol, en boca resulta un poco alcohólico, la fruta está presente, es seco y potente, aunque me resulta un vino elegante, de paso amable, la acidez es correcta y el tanino está pulido, es un vino equilibrado con cierta persistencia.




Cumal 2006: Negro picota intenso y muy cubierto, de capa altísima prácticamente opaco, es sorprendente la gran extracción de color, tiñe la copa, curiosamente se abre primero que el anterior, en nariz sobresalen los aromas de fruta roja y negra de nuevo muy madura, la intensidad es muy alta y los ahumados y tostados están bien ensamblados, el fondo es especiado, notas de cacao, en boca es amplio además de potente y sabroso, musculoso y bien estructurado, la acidez está presente, el tanino está pulido y resulta largo y persistente, en via retronasal sobresale la fruta madura y el recuerdo de cacaos.

Pequeño apunte:
El “clarete con aguja natural” elaborado con esta variedad siempre ha sido el vino más conocido en toda la meseta castellano – leonesa, elaborado con la técnica ancestral del madreo . La técnica en cuestión consiste en añadir al mosto en fermentación racimos enteros, de esta forma se obtiene un vino con más color, más extracción de aromas, más cuerpo y lógicamente más cantidad de CO2 que produce la famosa maceración intracelular en dichos racimos, es ahí cuando hablamos de vinos de “maceración carbónica”.